Me burlaba yo entre vampiros del paso de esa comadreja, escupimos su auto brillante y carisimo, ella venía de la mano de falsos flamencos yendo a una guarida prestada, acompañada de esas amiguitas que solo conocimos en jarolas solitarias, esas gatitas bronceadas de azules ojos de nylon, pelo dorado, aros plateados y culos sublimes. Sonrisas perfectas, risas perfectas en noches perfectas
A diez pasos los semaforos titilan como siempre en esquinas pobladas por taxis y lineas alertas