Una ciudad en la Luna,
con sus lustrosas grutas
y guaridas blancas oscuras
entre la niebla y las plumas
y las gotas de yuvia pura
cayendo sobre cenizas
Una alta torre en la selva,
un viento que se yeva
el tiempo de eterna espera,
la lasitud de la luz ebria,
tendida en la húmeda hierba
como un amor que se desliza
Un Eufrates pletórico y risueño
que va persiguiendo su sueño,
manteniendo su líquido cuerpo
en solo un movimiento, directo
y resuelto a convertirse en cielo,
en una esencia distinta y mestiza
La espada metafísica de Arturo
hincada en el nervioso culo
de un pétreo trol de rostro incrédulo
separado de su tronco robusto,
efecto del mandoble perfecto
que el noble rey siempre bien realiza
En la contienda final combate Arjuna
y responde a la voz de su guía divino
cortando la muerte como un espíritu
o un chamán de porte altivo, y abjura
de todo pesado materialismo anodino
para acabar colgado de la Luna,
ausente gracias a su mente esquiza
David Icke debate con un murciélago
defendiendo los cables que soportan
el peso de ese objeto ovalado y argénteo,
pero el pequeño vampiro cae en la sopa
cuando el gobierno aprueba la farlopa
porque lo que metía Maradona no era tiza
Pues parece la rueda de la vida
una tómbola de feria, mas sin guita
para pagar la suerte al trapecista
esta se torna una pesadiya altruísta
al no poder encontrar la casiya
ni la puerta de salida hacia la caye maciza