Que cobarde eres. Y que difícil es escribir con honestidad sabiendo que hablo de mí misma. Explorar desde lo más profundo y descubrir mil preguntas sin respuestas. Descubrir la cobardía nostálgica que me lleva al temor de tomar ese rumbo donde tu no estás. Y entonces interrogo a la nada sobre qué será de ti sin mi. Y sí, me acobardo y continuamos juntos, aún sin querer. Aún deseando encontrar el amor verdadero, ese que me haga sentir especial, al punto de no saber qué hacer con eso. Pero el hecho de solo imaginarlo, y saber que no eres tú... No sé cómo expresarlo, porque no puedo descifrar ese sentimiento que me genera tristeza, culpa y miedo a perderte.
Que cobarde eres, corazón roto en pedacitos, desparramado en el alma. Hundido en el océano. Corazón terco que pide más y regala oportunidades día tras día. Corazón cobarde que no acepta que dejarlo ir es el camino a ser feliz.
Es el remordimiento de los recuerdos, risas y momentos lindos que pasamos juntos. Cuando tú me amabas y yo te admiraba. Es el no saber que hay después de ti. Es el miedo a equivocarme.