Tregua de Vida
en la Enhiesta Madrugada...
El Alba Destiñe sin Mora,
Fugaz y Atrevida,
la Inconcebible Vigilia
Sesgada de Ancestros y Arcaicos,
Y las Deformadas Siluetas
de Aquel Espejo Intemporal
Que Habita el Orbe...
Que no Conocés...
Que Ignorás...
Que Muerden, Besan y Lastiman...
Que Incapaz Percibe el Ayer
que Sabés y Sé que No Existe...
Entre Viejas e Interminables Duermevelas
Y los Sueños Intangibles de los Otros
Habrá Alguien que me Recuerde...
Quizás en la Sonrisa de esa Niña
Perlada de Luz,
Carne y Esencia de mi Sangre,
a la Que Ayer pude Darle por Milagro
una Muñeca.
Y Así Desde el Otro Lado del Tiempo
Se Purgarán por fin mis Errores,
Perdone lo que No Pudo Ser
y me ate al Instante Mismo,
al Ahora...
Quizás desde el otro Lado de un Viejo,
Añoso Árbol de Nueva Vida
que se Adhiere Honrosa
a mi Viejo y enredado Muro,
Puedas Entender en Mil Versos Ajenos,
El Fuego Interior que en Brasas me Quema
y Se Haga Presencia...
(Aunque en el más Rudo y Anverso Silencio,
Calle)....
(Patricia)