En un rincón del tiempo, se encuentra el reloj,
del amor eterno que late en cada tic-tac,
sus agujas giran, sin pausa ni retroceso,
marcando momentos que no se podrán borrar.
Las manecillas se mueven al compás de dos almas,
que se encontraron en el reloj del destino,
sus latidos, sincronizados y entrelazados,
creando melodías que se escuchan en cada tic-tac.
El amor eterno, en sus engranajes palpita,
cada segundo que pasa, es un suspiro de pasión,
la arena del tiempo, se desliza sin prisa,
y el reloj nos recuerda que juntos somos la razón.
En cada hora, se dibuja un nuevo recuerdo,
en cada minuto, florece una promesa,
el reloj del amor eterno, nos guía en cada paso,
uniendo nuestros sueños en una danza incesante.
Las manecillas, testigos de nuestro amor eterno,
marcan el ritmo de nuestros latidos sincronizados,
no importa la distancia, el reloj siempre nos encuentra,
recordándonos que nuestro amor no tiene límites ni desvanecidos.
En cada campanada, se escucha tu voz susurrante,
palabras de amor que se graban en lo más profundo,
el tiempo se detiene cuando tus labios tocan los míos,
y el reloj del amor eterno celebra nuestro mundo.
Así que sigamos viviendo en este reloj tan especial,
donde el amor eterno es la única medida,
donde el tiempo se detiene cuando estamos juntos,
y en cada tic-tac, se cuela la felicidad compartida.
En el reloj del amor eterno, siempre estaré contigo,
nuestros corazones latiendo al compás del tiempo,
y aunque las agujas sigan girando sin cesar,
nuestro amor perdurará por toda la eternidad, lo siento.