FUGA
Levantaste la tienda
y el rimero de cosas que enriquecían tu vida
te olvidaste llevar.
Todo lo abandonaste, todo…
-Un gorrión lejano cantaba en el estero
como ángel de paz-.
Solo quedan los frutos de tu tiempo
por aquellas madrugadas
donde sembré miradas en los valles de tu cuerpo
y coseche llamaradas con el paso del tiempo.
El ademán resuelto de un cuidado descuido
con ademanes finos y tintineos de cristal,
cierta aureola altanera algo teatral representaba
lo que en tus fugas era una atávica ficción.
Tu esencia humanizada desertó de mi vida,
tal vez como estallido de una inocente espora
por eso creo que huiste sin mezquindad ingrata
deletreando tímidos senderos para siempre.
¿Qué eras? ¿fiel consejo de ancianas experiencias
o tierna inflorescencia de corola infantil?
O un piélago de aurora, o el humus de la tierra?
A veces creo que fuiste lo que nunca existió.
Mi terquedad es tanta, la obstinación me muerde.
Ese manto sin ruido que amodorra mi voz
Aspiro aquel perfume que moja mis sentidos,
accedo a tu recuerdo por mis poros… y vuelves.
Siento que eras retorno –tu nunca fuiste ocaso-
que novedad insólita de siempre amanecer.
Me distraigo en tu risa desenvolviendo el tiempo
al ver de nuevo la cinta de tu vida al revés.
Te imaginé clorofila de tierra, humus y mantillo de rosas,
quizá eras afluente del aire,
vertiente de la ausencia atada a los giros del viento.
Oh, mi amor,
cuánta historia metida hasta la médula,
más te quedaste siempre en tu propio momento.
Un pie entre las marismas de incierta eternidad
y el otro con las ansias de apoyarse en la vida
y tentativamente seguir abriendo caminos.
Y ahora…
Todo sonido es seco,
Todo sabor es soso
Todo es ambiguo, átono
Tú estás, pero no estás.
Prohibida la reproducción total o parcial de la presente obra con fines de lucro sin la autorización del titular de los derechos de autor.© J.A.S.D. OCTUBRE DE 2010.