Cierra tus ojos de luto;
oculta tu voz de sirena;
no quiero ser victima plena,
no quiero caer por bruto.
No quiero ver en tu ocaso,
cosas que nunca antes he visto;
presa del sempiterno imprevisto
y del fogaje en tus brazos.
Mas sin embargo el sol en tu cara;
la suavidad de tu mano;
tus labios de manzano;
tu mirar que me ampara.
Capaz sería mas fácil,
de no ser por sus gestos de cielo;
si ella misma no fuera flagelo;
si no me perdiera en su pelo dócil.
Si no viera en sus ojos lejanos;
una musa a quien darle mi arte;
y no me perdiera al mirarle;
en su fuerza cuál sol de verano.
Sin embargo en su haber soberano;
aún atracan los buques de guerra;
y lo que sus manos encierran;
que me hacen sentir pagano.
Quizás es porque también es rara,
la gran amalgama que observo;
y me rindo a sus ojos cual siervo;
y me pierdo cual niño en su cara.