Musa que inspira las incesantes letras y acordes que salen de la mente y voz, terminando plasmadas en un papel y en sus oídos.
En sus oídos si y en los míos también, escuchando su dulce y reparadora sinfonía que sale cuando la oigo.
Armoniosa y discreta que enmascaraba las ruidosas mentiras, pero seguía en mi ineptitud escuchando solo verdades que tal vez nunca existieron.