Secretos guarda la noche
Negras laderas sedientas
con serpenteantes cuestas,
tierra con clavos ardientes
que van pinchando en las almas
de figuras contrahechas,
que se pierden por los bosques
calcinados de miserias.
Millares de almas deshechas
vagando por las tinieblas,
impidiendo el caminar
al corazón vacilante
que se perderá en la niebla.
Secretos el bosque guarda
a la mirada invisibles,
el alma se desespera,
las zarzas cubren la senda,
ocultando la mirada
de unos ojos acechantes
a silencios que no callan
y a miedos... que nos acechan.
Una esperanza descansa,
en un recodo rendida,
sentada sobre un mojón,
con la fuerza ya perdida,
el feroz lobo se acerca,
va disfrazado de oveja,
entre los dientes arrastra
los ríos de sangre fresca
del sangrante corazón,
de una ilusión medio muerta.
Los sueños están varados
en un abrupto zarzal,
lanzando su grito al viento,
pidiendo a la soledad
que mate las malas hierbas
que impiden su caminar.
En el bosque enmarañado
nadie osará contestar
ni por cortesía el eco,
que permanece callado
en constante tiritar,
delante del resplandor
de las ardorosas fraguas,
forjadoras de cadenas
para las almas perdidas
en sendas de vanidad.
Mercedes Bou Ibáñez