Wilson Delgado

ELA ES UNA GUERRERA

No era la más hermosa, 
eso la verdad no importaba,
tenía magia en cada poro, 
en cada pliegue;
era más bien silencio...
de esos que quedan después de un huracán,
que después de arrasar con su vida,
dejó todo en su exacto lugar.

Su sonrisa era escasa 
cuando perdía su mirada al infinito, 
y entonces, abrazaba a sus amantes;
de ellos conservaba la locura compartida 
y al vacío lanzaba los motivos de partida.

Ofrecía una calma más bien camuflajeada,
porque en ella corrían ríos de fuego
que no volverían a encender fácilmente;
entendió que no podía andar por la vida
con el corazón por delante, 
desnudo y al portador.

Solo anhelaba empaparse de lluvia y de cielos,
y que sus lágrimas confundidas
terminaran de sanarla.

Esperaba que al final de la última tormenta 
pudiera mudar de piel,
pudiera perder la memoria,

o si no,
pudiera, tan solo…

volverlo a ver.