Carácter
La conmoción de nuestro carácter estriba en poder liberarnos de la lordosis, de la atadura sublingual que nos apresa, necesitamos por algún medio dar el salto y ser expresivos, ser francos con nosotros mismos. Después de todo, nuestro cuerpo nunca ha cesado de expresarse… y es por eso, que tantas veces me enloquece el sonido de los pájaros o el brillo candente de las flores y, al poco tiempo, o ¡ya!, al instante, deseo que los dioses me manden un rayo para partirme… y así borrar de inmediato mi siempre bullente e inacabada existencia, pero no te inquietes, ni confundas… no es, ni se trata, de que la vida no posea belleza, es, en todo caso que tanto en sus cosas buenas como en las malas se desnuda tantísimas veces frente a nosotros absolutamente monstruosa, lo mismo que desgarradora. Y es justamente en su conmoción, tan impredecible y devastadora, que el cuerpo pide ser partido como un queso.
O quizá sólo sea una necesidad no confesada de la fe de mi sexo que siempre quiere…
Pero, ¿qué quiere?
Ser partida como un queso, gozar ¿Qué más podría querer?
Y ya que estamos, comida y saboreada. Aunque abroquelada a la moral no se anima a nada más… que a un simple pedido a los dioses para que la calmen con la potencia de su rayo.
Y hablando de rayos no debemos olvidar que algo se raya en nosotros cuando no nos permitimos expresar lo que el cuerpo de algún modo sabe… pues nuestro padecimiento es, un padecimiento sublingual. Pero con esto no quiero dar a entender que se trata sólo de nuestra lengua, no se trata de que el cuerpo sea más agudo, se trata de una honestidad, que de ningún modo implica una listeza, o bien ser: rápida, retasada o lela… Después de todo uno no es retrasado porque se retrasa, en todo caso, uno es retrasado por no poder retrasarse... Y es por eso que prefiero vivamente que mi carácter esté atravesado por un espíritu bobalicón, a ser dueño y señor de una absoluta y monárquica razón…
Los dueños de una razón absolutista y sorda. Porque claro está, tan dotada de absolutismo, ¿qué cómo podíamos escuchar a otra persona?
En cambio, mi cabeza es algo torpe y es por eso que muchas veces se retrasa o simplemente cambia de carril, y no es que no piense o que no utilice la razón como instrumento, es que cabalmente le permito irse hacia otros sitios y lugares más inhóspitos, naturales y despoblados.
Pero no siempre ha sido fácil… ¿cómo habríamos de evitar se nos avergüence? Supongo que escondiéndose, porque sigo sosteniendo que no es agradable desnudarse del todo y dónde muchas de las veces, menos es más… Dónde quizá sea mejor guardar secretos que develarlos… ¿a caso lo natural no los guarda para nosotros? Y es por eso que conservo siempre cierto pudor y recogimiento, lo mismo, que guardo algo secreto porque a nada le temo más que a la quietud, porque mi alma sólo goza a precio de inquietarse.