Resuena la tarde de esmeralda
con la espuma del agua azulada
fundida en la playa plateada;
con huellas de una danza encantada.
Una gaviota vuela callada.
Con sus revuelos y zambullidas
en el cielo alto traza algaradas
bajo las nubes de paz pintadas.
Los veleros con sus blancas alas
bailan al son de las verdes olas;
brisas pintadas con acuarelas
traen ninfas vestidas de galas.
Llega el manto de la hora violeta,
el Sol bucea en el horizonte;
solitaria grazna la gaviota,
el alma marina vaga errante.