¡Que sería del mundo! ¿Sería igual el mundo?
sin ese héroe de alas plateadas,
quien ilumina todos los rumbos
a punta de plumón y palabras.
Como cual alfarero perfecto
con esas manos benditas,
que le da fe al tuerto
olvidando sus propias cuitas.
Ese maestro probo e insigne
con el cabello de nube,
a quien nadie le finge
pues ese cariño lo cubre.
Hacedor de hombres buenos
con carisma y bondad,
¡Solo tú cuidas de aquellos!
con empeño y lealtad.
Enséñale a esta orbe
ese ejemplo para actuar,
sin esperar renombre
ni premio para contemplar.
Solos tus manos de alfarero
nos pueden ahora salvar,
llévanos por el sendero
donde solo tú nos puedes guiar.