Viento en la Piel
Afortunadamente me das el sol con la luz,
sí, con la luz de tus ojos sin una salvación en cruz,
y el viento fugaz quedó en la piel,
cuando por tí fui el hombre más fiel,
ahora, dime tú, si soy el caballero de tus sueños,
y que en amargos anhelos y silencios,
me das el beso de tu boca,
lo que más siento y me provoca,
no camines lejos sin mí, si siento el viento en la piel,
es como rozar el viento en mi cuerpo por ser yo como la hiel,
no desampares más mis angustias y mis penas,
si sólo soy en tu alma lo que más mata: unas solas condenas,
y que son sentencias a mis delirios delirantes,
cuando comienzas a embriagar mis deseos,
de una cobarde condena que son tan penetrantes,
pero, tú, llegas y me dices adiós,
es como entregarte el corazón sin latidos,
sin furia ni euforia de una sola locura en momentos sabios,
sólo dime tú, que eres la fuerza y la razón,
y en el alma una luz y un sólo latir en el corazón,
sólo regala un beso de esos llenos de sal,
cuando en mí arde el fuego del mar,
sólo dime que eres mi tiempo,
cuando estás sólo en mi cuerpo,
como un oasis de calma y tempestad,
como una rica cantimplora que me imploras,
lo que más deseas en rica soledad,
un tiempo en mi boca si no la ignoras,
y el viento en la piel como disfraz,
y en los ojos sólo un antifaz,
pero, me das el latir de tu corazón,
cuando sólo quiero a tu razón…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
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