jvnavarro

PÁLPITO

 

Hoy me he vuelto volatil

algo así parecido a una nube

en una de esas noches frías,

buscando el calor

de una buena manta eléctrica

y zapatillas,

de lana de borreguito

con trenzas de seda

de la India.

 

No quería despertar a los pájaros

que anidan

en una cornisa alta

del edificio donde habita

mi sonrisa.

 

Ellos son algo parecido a mi familia

y aunque la sangre no es la misma

yo se que su ADN y el mismo

pululan por la misma sintonía.

 

Hermoso es el manzano

que se alza en una de las orillas

que me lleva a diario

por la misma ruta,

hasta allí donde mi retiro

algún día

será algo parecido

a comprar un billete solo de ida.

 

Bajito le digo ¡bendito mío!

y el manzano se excita

y de vez cuando me da a probar

a una de sus hijas,

en mi boca que dicha,

tan cerca y apretada

me hace cantar sonatas

que no había sentido nunca.

 

Rumbosa la higuera

quiere que me coma

un higo

por aquello de saber

si me gusta o no me gusta

y yo que de esto se

lo que aprendí 

en la vieja escuela

de la poesía,

le digo que espere

que todavía no están maduros.

 

A los olmos hendidos por los rayos

les recitó una poesía

del mejor de los poetas,

a aquel que dio su vida

por un ideal

que a poco que se mira

era tan grande

que en su pecho no cabía.

 

Murió el poeta

con su corazón partido

por el rayo de la tristeza,

lejos de su patria

que era lo que más quería. 

 

Ciprés de Silos

allí en tu casa abadía

señor de la tierra

que no de las alturas,

surtidor de Aves María,

que bajo tus sombras

en la primavera,

toda una locura,

vienen a cantar los monjes

desde que vaticinan

el fin del mundo

si no se cambia su deriva.

 

Amorosos abrazos

matan a las secuoyas,

las dejan heridas

y es que el amor

si no se cuida

se convierte

en una avalancha continua,

que termina por descarnar

a quién en sus brazos arrojado

no ha tomado antes medidas.

 

Contemplar es una delicia,

en eso los poetas hemos aprendido

a proyectar en nuestras poesías

el saber disfrutar

de todo aquello

que sin ser tocable

solo con leerlo,

poco a poco sin prisas,

se convierte en una maravilla.

 

Miremos y observemos

ya que en armonía 

se pueden conseguir milagros

de gran altura

sin necesidad de más conjeturas.