No, no quiero que me duelas
que me empujes de nuevo a caer
allí en medio de profundas tristezas
a ese mar con mi barco de papel...
No, no quiero ser un poema sin letras
un huésped de una religión sin fe,
no quiero alimentar a esa lágrima viajera
que en su viaje me hace solo padecer.
No quiero que tú me borres las estrellas
que hundas mi pasión por última vez,
que me sepultes sin necesidad de tierra
que me mates no dejando que te pueda ver...
No, no quiero que no me quieras
que seas la oscuridad que no me deja ver,
que seas tu motivo de todas mis miserias
un día olvidado dentro de tu ayer...
No, no pretendo cerrar las puertas
que me guían a un nuevo amanecer,
ni que me abracen estas horas inciertas
que me atrapan tendiéndome su red...
No quiero que seas tú quien siniestra
me arrastra a esta soledad sin ley,
déjame que sea yo el que te quiera
y no seas tú el dolor adentro de mi ser.