“Quien espera desespera”
nos recuerda el refranero,
pero es mucho más frustrante
sentarte a mirar el suelo,
a observar como diluvia
o como se enciende el cielo
sin proyectos ni esperanzas,
sin más deseo que el tiempo
acelere su camino
y nos traiga un mundo nuevo
o se nos lleve consigo
a los silos del averno.
La esperanza es como el lecho
donde se engendran los sueños
donde la verdad florece,
desaparecen los miedos
y se abren nuevos caminos
hacia un futuro más nuestro,
mas no hay que esperar sentado,
hay que afrontar el destino
con las espadas en alto
y los escudos en vilo
que la vida es un combate
contra el dolor, contra el tedio,
un vía crucis, un reto,
un peregrinaje eterno
buscando lo indefinible,
la verdad de las mentiras
el amor que hemos soñado
y que nos niega la vida
pero quizás nos espera
a la vuelta de la esquina.