Quiero hablarte, deseo que, me escuches.
Quizás, no te acuerdes de nuestra historia.
No mires como loco, no tienes escapatoria.
Te traigo tu hija, acá la dejo, en su estuche.
*-*
Si deseas negarla, no es preciso que luches.
Mira su rostro y sus manos y haz memoria.
Evoco, que dijiste: “Un hijo sería mi gloria”.
Yo deseo que, entre tus brazos, la arruches.
*-*
No sabes lo mucho que, deseé este evento.
He estado sola, esperaba que tú regresaras.
Pero, no te vi más y ninguno sabía de tu vida.
*-*
No me culpes de nada, yo también, lo siento.
Yo, mucho esperé, para qué tú, te enseriaras.
Y aprendí a aguardar si, el otro, no te convida.