Francisco M. Ortega

Ruinas

 

La decadencia exige cierto estilo.
Es semejante a un viejo bar de oficiales,
privado y exclusivo,
donde trasnochados militares
con castrense parsimonia
se reúnen en torno a sus ruinas.
Beben y fuman y, a veces,
hasta charlan
para contar historias repetidas.