No más brindis al sol.
La conversación amable saca el lamento y resentimiento de antes.
Se apaga la tarde, la noche acusadora asoma su sombría lobreguez por los cristales.
Las palabras amigables, segundo a segundo, van mudando a un tono desagradable.
Sueña despierto y no vuelvas a relatarme el cuento que ayer me contaste.
Son muchos años los que quede como pececillo dominado por el grande.
Ahora que los años maliciosos están observándonos y aposentadas las enfermedades.
El tiempo del amor pasó, aunque solo yo te quería. Quizás, no lo sé, te quiero todavía.
Ahora solo queda el silencio en la tarde, pero el tiempo continúa adelante.
A los demás de todo haces responsables, no te das cuenta de que todos somos culpables.
Buenos y malos, siempre dañamos, somos el yin y el yang que de la mano caminamos.
Ya llegada la noche con el dolor incurable que merma el sentido y agranda las enfermedades.
El alejamiento cada día es más equidistante y no sabemos ni podemos acercarle.
Castillos en el aire detallas en tu voz como si fuera la verdad que siempre contaste.
Cuántas noches sin luna paseé por la calle, buscando tu silueta pasar errante.
El tiempo se acaba y confías en que todo cambie, solo una varita mágica lo dejaría como antes.
Estamos en tiempo de descuento y continúas tu cuento que aún puedes arreglar lo nuestro.
Si no sacaste carácter cuando el tiempo era nuestro y los proyectos incansables.
Ahora que la invalidez abate, los días se alargan y el insomnio se expande.
Yo estoy cansada de oír tu clamor de antes, todos sufrimos el daño que nos hizo alguien.
Tus heridas continúan lañadas, y con las palabras de no casamiento quieres sacarlas.
Ya me diste argumentos para tapar mis cicatrices exponiendo mis palabras tan de verdad como las tuyas. Yo, ya no quiero casarme.
Si no sacas la rabia con coraje, continuará la agonía y cada vez será más insoportable.
Pero es tu elección, es como quieras continuar con tu vida, la mía, aunque esté confundida, la tengo decidida.
El daño continuará siempre, tú con tu rabia y yo con la soledad consabida.
Carmen Arjona.