Juan Antonio Chacon Carrillo

Ecos de un Adiós Eterno

 

Sabía que en algún momento llegaría, pero jamás imaginé que un adiós pudiera causar tal dolor. No sé cuándo ni cómo este amor floreció en mi corazón, pero hoy arde con una intensidad que ni yo mismo puedo comprender. Es evidente que también sientes algo por mí, y aunque acepto tu despedida, no puedo evitar que esta separación me desgarre el alma. Pido perdón si en algún momento te herí, pues nunca fue mi intención iniciar esta historia de sufrimiento.

Cada detalle de ti, desde tu risa contagiosa hasta tu voz dulce y tu mirada que iluminaba mis noches más oscuras, se ha convertido en un faro en el laberinto de mi vida. Cada recuerdo, cada beso compartido, ha dejado una huella indeleble en mi corazón. Aquellas tardes bajo el sol radiante y la brisa acariciante eran como un regalo del cielo, y siempre recordaré ese atardecer mágico junto al mar. Aunque los sueños que compartimos ahora son solo un recuerdo, siguen vivos en mi mente y en mi corazón.

Desearía que todo esto fuera una ilusión pasajera, una pesadilla de la que pudiera despertar y romper las cadenas de este sufrimiento. Pero la realidad es implacable, y esta pesadilla es mi nueva realidad, una que anhelaba evitar con desesperación. Si tuviera el poder de retroceder en el tiempo, lo usaría para reescribir nuestra historia y evitar el amor que, aunque hoy duele, es uno de los regalos más hermosos de la vida. Te pido perdón por las lágrimas derramadas, pues el amor nos hace a veces actuar como idiota, pero es una locura que acepto con gratitud.

Sé que el dolor eventualmente cederá y que las lágrimas se secarán con el tiempo. Sin embargo, el amor que siento por ti seguirá siendo constante, un recuerdo hermoso e inalcanzable que llevaré siempre conmigo, como un tesoro escondido en el rincón más profundo de mi ser. Mis miradas nunca te olvidarán, y seguirán hablando del amor que compartimos, sin importar la distancia que nos separe.

Hoy me despido de ti, pero quiero que sepas que mi recuerdo de ti será eterno, sin traición ni olvido. Tu presencia ha dejado una marca imborrable en mi corazón, y aunque los caminos de la vida nos hayan separado, siempre te llevaré conmigo como una parte fundamental de mi historia y mi alma.