jvnavarro

LA SONRISA DE UNA DALIA

 
 
Por aquí surge un verso
impregnado
de la sonrisa de una dalia,
cogida del huerto del amor
para reavivar el alma apagada
de una enamorada.
 
Amarillo el deseo,
amarillo que canta
coplas que un coplero dejaba
en la ventana de una casa
en las noches
de luces apagadas.
 
Vive ella la dueña de la casa
pendiente de aquel galán
que la ama,
sabe que el será
la perpetua llama
en sus ojos de mujer
de él enamorada.
 
Pasan los días,
los meses
de un almanaque
se arrancan,
la guerra es cruel
y allí en una anónima batalla
muere
quien flores llevaba
a aquella ventana,
donde alguien siempre esperaba
el aroma de una dalia
con que iniciar el día
con fuerzas y ganas.
 
Amores que se rompen,
que se los lleva el viento
de una pasada,
ya no queda nada,
solo recuerdos y lágrimas
de ella la perpetua enamorada,
por quien siendo su media alma
murió allí donde la vida se apaga,
entre gritos de dolor,
estruendos y algaradas,
de pobres soldados
que solo soñaban con volver a casa.