Las esmeraldas desprecio
Pues ya tengo un nuevo faro
Que me guía en la tormenta,
Cuyo brillo no hace daño,
Y que la desesperanza
De mi ser ha disipado.
Mientras que las esmeraldas
Me daban su amor muy caro,
Para ellas no eramos nada
Y para ellas yo fui el malo,
Por ellas cambiaba el mundo,
Y por ellas yo hice tanto...
Pero no importa más nada,
De ellas yo fui liberado,
Sin duda una bendición
Disfrazada de mal trago.
En cambio, mi nueva musa,
Me ayudó a ver el abuso
Del que estaba siendo blanco,
Me hizo ver claras las cosas,
Y a pasar este mal rato.
Ya olvidé las esmeraldas,
Las dejé ya en mi pasado
Y si bien yo no las odio,
Por todo este trago amargo
No puedo quererlas más,
Porque ahora si así lo hago,
Me faltaría a mi mismo,
Rompiendo al honor jurado.
Mejor alejarme de ellas
Por tiempo indeterminado:
No necesito en mi vida
Soportarles sus maltratos,
Tolerarles sus abusos
Ni mendigar les un “te amo”.
No sé nada del futuro
Más allá de lo inmediato,
Esas joyas quiero lejos
Porque a “otra santa” ya adoro,
Quien yo espero me conceda
Ese amor que tanto clamo,
Ese amor que tanto busco,
Ese amor que tanto valgo,
Ese amor que tanto añoro,
Amor del que estoy tan falto...
Así que al cielo ya rezo
Y a lo lejos se oye un canto:
Ahí está mi nueva musa,
Cual sirena recitando
Una magia poderosa
Que me arrastra hacia su lado:
Aunque ella aún no lo advierte,
De su voz quedé prendado
Y ahora cuando la escucho,
Para mí es cual verso sacro:
Representa lo divino,
Representa lo sagrado.
Ahora anhelo que me ame,
Que me deje ir a su paso
Y compartir nuestras vidas
Con más de mil y un abrazos.