El río atraviesa la llanura
el valle y la serranía
para terminar su travesía
perdiendo toda su dulzura.
Así comienza la amargura,
del que pierde toda su vida,
por entregar amor y ternura
a un alma inmerecida.
Pero, la miel retorna al río
porque su esencia recupera
su ímpetu y albedrío.
El esfuerzo no desvanece
cuando se ama con pasión
y el corazón no se endurece.