Velan.
Velan.
Velan.
Tantas personas velan la muerte.
Tan pocas la vida.
Velan
y la luz enciende la muerte.
Y tu muerte apaga la mía.
Velan
mis manos que no te soltaron.
y te soltaron otras antes de tiempo.
Velan
este sentimiento que es la muerte,
esta relación personal con el miedo.
Velan, prima,
¿este estar muerto?
Esta sensación de llegar tarde a tu cita.
La confirmación de la ausencia en tu cuerpo.
Velan
la diferencia que te puso lejana,
que te alejana tu hogar desde que naciste.
Velan,
más bien, lo que te arranca de lo simple,
lo que arañaste hasta hoy.
Velan abuelo,
¿esto que es la muerte?
Esta ausencia atragantada y terrible,
el entierro pero aquí.
Llegamos tarde al velorio, abuelo,
es lo que sentí.
Siempre lo hacemos, abuelo.
Siempre lo hacemos, prima.
Velan.
Velan.
Velan.
Y de qué sirve esta vela,
lumbre que danza en la pared
con tan poco de nosotros
y tanto de pared y fantasmas.
Este ataúd nada cuenta en el velorio.
¿Estamos velando nuestros rostros?
¿El estupor en nuestros rostros?
©JoséLuisGalarza
Pintura de Vladimir Kush