Eterno trecho al que se echa Dionisio
con tremenda borrachera, y mas vino,
descorchando verde boteya del tinto
para gozar otra vez del saber místico
El señor Hades ve todo esto
como dentro de un sueño, tambien ebrio
y riendo entre las sombras de los muertos
que van viniendo aunque nadie hace el recuento
Sobre el lecho florido dormita
toda la noche Afrodita la bonita,
mientras la fealdad del mundo merma
Y el mar se menea en las manos del tritón,
las lágrimas que recolecta el triste dios
Poseidón, pensando en cantos de sirenas
La Diosa traviesa, con una blanquísima sonrisa
En su boca perversa,
A inquina aniquila, demuestra su inocencia
Blandiendo un arma vírica...
El Dios de la tormenta incuba erradas promesas
Que serán cumplidas:
Ya se niega a buscar ayuda a su yanto en una tierra
Consumida por la codicia
Del humano, esa hormiga que tienta el trono;
Este ser macabro, del averno!
Él, él solo y solitario contra todo
Lo divino; éste bicho que echa mano al cetro
Olímpico... Ha vuelto Prometeo
A traer a los muertos el alivio prometido.
Noche de aplomo...entra la fábula
Através de esta ventana redonda...
Cristalina se ve clarísima la Luna...
Está sola como ninguna...en la sombra?
No; hay bastante luz a su alrededor...
Casi que se cae como la yuvia...mejor...
La miro invitarme a volar y no lo dudo,
Elijo fijo el camino oscuro...voy profundo
Buscando algo de amor...calor de un cuerpo
O esa sensación de estar soñando despierto,
Constelando este negro cielo extraño...
Trás el cristal empañado veo clarísimo
El destino, sus extravagancias y desvíos...
Y mi alma de niño se lanza a darse un baño