Adrián Ariel Gerez
Adrián está allí, bajo la sombra del limonero
Que está cerca de la cruz mayor.
Siempre que vengo a la piedad, voy a su encuentro,
Por un hueco muy pequeño extiendo mi mano
Y lo acaricio con mucha ternura, el silencio
Se apodera de mí y me ahoga un profundo dolor,
Miro hacia dentro y una tenue luz me deja contemplar
El pequeño féretro del color de los ángeles.
No hay una lápida, no está tu nombre, ni una fecha,
Ni una marca, ni huellas que indique que allí estas.
Hermano, el camino a tu encuentro solo yo lo sé,
Y quizás antes de que el limonero se marchite
Nos encontraremos otra vez.