Romey

Confidencias ante la vela

Al vacío aquel caí con lento desplome

y un furor huracanado, errando solitario

todas las noches, luchando contra el cansancio

Me perdí en mí mismo: un abismo enorme

se abrió, y al otro lado el amor

me pareció tan triste e irrisorio...

El choque sucede aun hoy: el galope,

lo oigo silencioso, cada vez que alzo la voz

El dolor se me presentó en el corazón

con forma de infame monstruo;

fue un bloqueo, una interrupción al orden lógico,

el caos de mi imaginación desatado...

Caí lejos, en un lugar devastado,

donde la desolación de los muertos

había hecho su hueco...

Ayí me desperté dormitando

sobre el tejido áspero, escamoso,

de un sendero muy largo, olvidado...

Eternos siglos de ausencia

para esta estreya que finge desfayecer

como la beyeza cuya sombra personifica

la obra perfecta de un genial artista