Dejarte ir fue el acto de amor propio más fuerte que he logrado este año, fue un acto nostálgico, pero muy necesario para así evitar más sufrimientos de los que ya estaba sintiendo.
Sufría cada día intentando resolver el porqué de su cambio tan radical, pensando que algo estaba haciendo mal, pero no era así, usted tenía su propio caos interior y también pude comprender que no era el único que recibía sus halagos a diario.
Quebraste a alguien que se creía era inquebrantable, lo rompió en cientos de pedazos y no le interesó en lo más mínimo si sufría o no.
Pero me sirvió para darme cuenta de que no valía la pena seguir llorando por las noches por una estúpida razón, ahora solo me quedara olvidar y ojalá lo pueda lograr tan rápido como usted olvidó las incontables horas que nos olvidamos del mundo y solo éramos nosotros dos.