La vida es un suspiro que se pierde en el viento,
como el aire que respiro, como mis pensamientos,
cuya tenue existencia se aleja con el tiempo...
Nuestros pasos marcados por alegrías y penas
muy pronto son borrados
en playas de la vida, cual castillos de arena...
Inútil nuestra historia, vanos nuestros apegos...
Queremos la memoria, (ataúd polvoriento),
saturar de recuerdos, así emperejilando
el alma, nuestra imagen y el cuerpo:
En las sienes guirnaldas,
brazaletes, tatuajes y anillos en los dedos...
Con las manos sangradas erigimos estatuas, bustos, muros
que sirvan de recuerdo...
Cargamos las espaldas de bultos de tesoros;
de sueños, de ilusiones y de ideales...
Vestigios aparentes en pos de un efímero futuro
y precarias pasiones, que en un cerrar de ojos
destrozan corazones y nos abren los ojos.
La vida es un suspiro de inútiles esfuerzos.
En hojas de papiro, la palabras que escribo
en volátiles versos, que con esmero digo
se vuelan en el viento,
y los destruye el tiempo...