Soy ahora aquel que antaño fue y sería
si otros a mí no me hubieran regido
ahora que atrás va el dolor vencido
viéndome libre hasta el último día
En manos amigas prisión sufría
sin descubrirme en ellas sometido
y así caminé cegado, perdido,
sin saber qué senda cierta quería.
Allá lejos cual fantasma pasado
mísero y atroz es el tiempo que queda
y con él, el rencor más enconado
de amigos hueros de oscura vereda.
Ya me salvé de mi inevitable hado;
ya ordeno al destino qué me conceda.