Si la condición para sentirte, otra vez,
es que volvamos a ser desconocidos,
dejemos a nuestras almas sin ropaje
y mostremos nuevamente la elevación
de sentimientos que en nuestro interior moran;
sí, aparentemos que vivimos una quimera
y olvidemos la unión de nuestros sentidos,
la aceleración de agitaciones en el corazón,
los dichos de amor que a nuestra mente incitan,
olvidemos nuestros lapsos de compatibilidad,
mengüemos al escozor de la soledad
y encendamos la oscuridad de esta noche,
entregándonos a la suavidad del exceso
y desvanezcamos la frialdad de este nocturno.