Cuando vi tus manos
minusculas, anhelantes de vida.
Cuando vi que tan pequeñas
se aferraban con fuerzas a las mías.
Cuando sentí tu piel suave y vital,
tu respiración dulce y acompasada,
tu pequeño corazón palpitar,
con tu olor a leche y pañal.
Solo en ese momento comprendí,
solo allí, al tenerte en brazos,
que mis sueños fueron por tí.
Instante único, recuerdo a fuego
y mi corazón que se agita
por este hijo que tengo.