MUJER DE AYER
Ayer despuntaron al alba los deseos,
con aquella locura que no conoce de tiempos,
con aquellas ansias de un náufrago a la deriva,
con aquellas ganas incontenibles…
Ayer en la oscuridad de su cuerpo
fuimos luz y centellas infinitas
cual estrellas de universos perdidos
cual gotas de mar y de lluvias torrenciales.
Y nos volvimos fuego inextinguible
sobre un desierto de sábanas blancas
sobre el imponente océano de nuestros ojos
en la inmensidad de nuestras miradas.
Nos consumió el destino
en complicidad con el viento
superamos en silencio
en el placer que no se calla.
Desnudos por entre las constelaciones
navegaron nuestras almas
mientras nuestros cuerpos
humedecidos temblaban.