Te maté tantas veces sin quererlo
te enterré lentamente en un recuerdo
olvidé tu frágil arquitectura
entre una tarde y otra sin entenderlo.
El mundo solo fue mudo silencio
mientras no estabas tú ni tu frescura
que llenaba de luz y de hermosura
mi flaca juventud y mi deseo.
Ahora que solo soy un indefenso
recuerdo tu claridad, mi titubeo,
la luz meridional sobre tu cuerpo
sintiéndonos tan juntos sin saberlo
amándonos tan pronto sobre el suelo
muriendo en el amor siempre muriendo.