Como espuma de mar, el enamoramiento se acaba,
cada nuevo oleaje lleva su espuma a los arenales
y a los segundos de haber nacido se apaga.
Con cortesía y júbilo llena nuestro corazón,
sin embargo, sin la fuerza del agua que lleva, solo es agua común y sin razón.
La fuerza con la que mueves mi agua, amor mío, es equivalente a lo que a mí hace sentido,
mueve así, pues, estás aguas revoltosas, chapotea entre ellas y juega como un niño.