En mi sueño me quemas, con aliento fogoso,
que despierta deseo, que desborda pasión;
con delirios extremos que me ciegan razón;
y mis ansias convierten, en volcán impetuoso.
Y palpitan mis venas, con ardor tempestuoso,
al sentir en mi vientre, tu grandiosa erupción,
que penetra mi entraña, que se vuelve aluvión,
que mi anhelo lo sacia, con su fuego glorioso.
Con tu gracia divina, tu dominas mi mente,
ya que siempre provocas la ilusión de volar,
y mis alas extiendo, por el lecho candente,
esperando a los cielos, con tu beso llegar;
y mi cuerpo se llena de fervor vehemente;
¡disfrutando la gloria de tu forma de amar.