Nos vamos quedando solos con el pasar de los años. Mueren las tardes desnudas, sucumben grises los ocasos.
Perecen las noches enteras pintándose de negro ávido y el alba desangra su olvido como un viejo y rojo trapo.
Son pocos los de ayer aún vivos, los poetas se han mudado. Han ido a buscar bajo la tierra un suelo más fértil al canto.
Y han apagado sus voces por siempre y sin regreso y canta sólo el mar, el viento y la lluvia triste sin verano.
Nos vamos quedando solos con los pies empapados y el barro se hace denso bajo el andar cansado.