Anhelando, desde lejos ser poeta
enfrento el desafío existencial;
escribo con disciplina emocional,
pero las musas son un cometa.
Las metáforas son luces fugaces
y el gasto de tiempo apasionado,
va royendo lo que más he amado,
con indolencias que son tenaces.
Solitario en mi alfabeto virtual,
trato de inventar un sortilegio,
crear en la hoja blanca un arpegio,
que tenga un recorrido intelectual.
Intolerante a las voces del teléfono,
intolerante a las señales que gritan,
marcado por la mortaja, me invitan
a inventar un verso que no da tono.
En mi entorno de vacíos y quejas,
el mundo sigue girando muy plano
con frases y desolación humano
viviendo el día, asido a mil rejas.
En los intentos de una nueva poesía
no hay en los renglones voces mágicas,
sólo frases hechas y muy prosaicas,
ahogadas por una emoción de indolencia.