Hace días está incierto el horizonte
se esfuerza la pupila por hallar una señal
algún color que lastime la blancura infinita
y desde este pequeño punto distinto, algo empieza.
Hace noches que en el cielo nocturno no aparece,
la farola que señale el límite de cada espacio
la verdad de este enigma que corroe el pensamiento
y no deja ser aquel que dibuja en las paredes.
Sigo sentado en las mañanas esperando las bandadas
que anuncien en este remoto cruce de caminos
un cielo azul con azulejos danzarines de colores
cuando lleguen un coro de poetas recibirá
ese azabache que no es un oscuro presagio
serán como los pájaros, miles de voces
amaneciendo en un mañana sin angustias
y habrá un muelle imaginario para las noches de tormenta
un cielo con calles y árboles de copa blanca
y las luces crepusculares para esperar un nuevo día.
¡Fe que te has ido!
¡Vuelve que aquí estamos los de siempre!
¡La mirada serena de la gente que cruza las manos esperándote!
para sortear, aunque nos duela la caminata
estas grietas de hoy, que nos han alejado del encuentro
para volver a ser los que fuimos.
Carlos Brid
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