Habito una soledad de virtudes desconocidas
siempre con silencios girando a su alrededor,
donde las palabras que se quedaron dormidas
quedaron aquí abrazadas a un ligero dolor.
Un mundo dentro de nuestras propias vidas
algo tan adictivo como un añejado licor,
un lugar oculto donde llorar las despedidas
adonde escapar cuando afuera todo está peor.
Soledad que su pasión siempre se desnuda
cuando en quebranto todo en nosotros es duda
y nada ni nadie tiene una respuesta para responder.
Soledad que de negro le gusta siempre vestirse
sin un rostro con el cual uno la viera reírse
pero yo sé que se alegra cuando yo puedo volver.