Tomás Sánchez Rubio

SONETO A DON JOSÉ DE ESPRONCEDA

Temprana voz mordida por el duelo,

al albur de una lira ya perdida,

un dolor, mar sin orillas ni suelo, 

nunca así cubrió alma de mal transida.

 

Triste Parca oscura truncó tu vuelo;

la luz de tus versos, ardiente vida,

tornóse sombra por el desconsuelo

del huérfano llanto tras tu partida.

 

Una sonrisa sincera y valiente

al filo de tus manos se escondía

con lúcida amargura y ágil tino.

 

Pasión la tuya por justicia ardiente

se trocó en la muy noble rebeldía

del que se marca a solas su destino.