La hora del amor
llega sin ser anunciada.
Llega como la lluvia
de un cielo claro y desnudo,
como a media noche, la mañana
o como las olas de un mar en calma.
Llega para hacer crujir el alma,
para revivir el cuerpo
con una cola de besos,
caricias y miradas.
La hora del amor
llega sin ser esperada.
Abre las puertas a golpes
y entra por la ventana.