Pepe tiene un barco,
Daniel un lindo corcel,
Marcos su flecha y su arco
y juntos juegan muy bien.
Desde el muelle Pepe zarpa
en busca del gran tesoro.
Y Daniel pone una carpa
para su querido moro.
Marcos ajusta la cuerda
pues desea practicar;
no quiere ser quien pierda
el blanco debe ubicar.
En tanto que uno navega,
otro se pone a trotar;
otro lanza su flecha.
Hay tiempo para jugar.
Pepe regresa del viaje,
el ancla al agua echó.
No llevó mucho equipaje
pero mucho se divirtió.
Daniel paseó por el monte
y lugares conoció,
en el moro su caballo
él también ya regresó.
Marcos con arco en mano
miles de flechas tiró,
ayudado del solano
en el blanco siempre dió.
El día pasó volando,
a casa deben regresar.
Mañana será un buen día,
para volver a jugar.
Para lanzarse a los montes
o tirar flechas al azar.
Buscar otros horizontes
y pasearse en altamar.