Una solitaria flor de nicho,
es más importante que cualquier político,
que cualquier cabeza rasurada, que cualquier
centro lleno de ejes por su mitad divididos.
Un lienzo que escupe fuego en la penumbra
de un museo, indaga más en la realidad
que cualquier cacofonía indolente y pretenciosa,
digna de un psiquiatra sugerente y sugestivo.
Un congreso de analfabetos, sabe más de arañas
y tarántulas tigre, que un infame doctor en ciencias
botánicas, al que le va
sólo el humo de su cátedra en ello.
El bastardo que pisa mis flores, conoce
el sitio exacto por donde los mendigos
atraviesan con sus mares de legañas,
los huecos de las naciones-.
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