Los niños son melodía.
Y su canto el más sagrado
que por nada ha de callarse
y se enarbola en lo alto.
No pretendo otra bandera
porque no quiero más daño.
Que no se pierda una vida
que todo niño es un faro
porque sólo habrá un mañana
mientras crezca paso a paso
Que no apaguen con el odio
porqué silenciar lo caro.
Por protegerse de males,
de la tensión de lo amargo,
imploran por la justicia
con lo intenso de su llanto,
su terruño de amistades
con el amor en los pactos.
No comprendo tanta angustia,
tanta maldad y arrebato
contra aquel mundo ferviente
en los sueños de unos párvulos,
las verdades en sus voces
el milagro de lo mágico.
Nunca entenderé las guerras.
Nos arrancan el encanto
de las voces inocentes,
de lo tierno y de lo amado.
¡La potencia de la risa
enseña sobre lo vasto!
©JoséLuisGalarza (2023)