El sol se esconde detrás del ocaso,
queda la noche larga y plateada,
el canto silente del universo.
En el ahora eterno creer quiero
que desde tu aquella estrella azulada,
me llamas con tu brillo mensajero.
Tu corazón allá despierto aguarda
los vivos latidos de mi llegada,
libres de mi frágil muerte anunciada.