Si una mañana
anduviera solo
tras ir por nada
tras ir por nadie.
Si una mañana
se rompiera el espejo
vería la muerte cara a cara.
Si una mañana,
si esta mañana se convirtiera
en rosas ahogadas en miel
en espinas que buscan tu boca,
andaría descalzo encima de las brasas
de tu cuerpo caliente para ir en busca
del frio helado del nacimiento del génesis,
de la primera poesía del mundo,
en busca del primer llanto de las estrellas,
y nos desnudaríamos en busca del calor
del primer rayo de sol.
Si una mañana
me perdiera en la niebla de mi interior
confuso, caótico, seguiría caminando
sin miedo a la deriva, en busca de, tal vez, inciertos paraísos, en busca de la poesía que
me pueda guiar mis pasos, que me haga descubrir los arcanos de la vida, de la paz de la muerte.
Si una mañana
los árboles me señalaran el camino
hacía la palabra certera, serena
hacia la certeza de tu cuerpo
abrazado por la serpiente
solo porque necesitas abandonar
la monotonía de tus días regados en tazas de té.
Si una mañana,
tus besos supieran a poesía
tus labios fueran infierno y témpano
tu cuerpo fuera jardín y cárcel
tus palabras fueran nubes que cubrieran la tierra,
lluvia que limpiara las almas
tus ojos succionando las aguas de los mares
en busca de los enigmas del infinito.
Si una mañana...