Mírate y no desprecies nada.
Somos aves de paso
y beligerancia absurda
que jamás quiso PAZ.
Eres cuidadoso en lo que es tuyo,
en lo que poseíste y posees;
yo no me callo y muerdo asfalto…
Tal vez este “defecto” haga que te mire
con ojos de averno y reclame
tu alma el día del Juicio Final.
Si te doy mi mano la muerdes,
si te digo “derrotado” te apasionas
y continúas siendo un necio;
¿qué hacer con los que no saben
que el “Todo” los observa y juzga
sin remedio?