La dulce melodía de tu voz se convierte en el refugio donde encuentro paz, mientras el delicado roce de tu piel despierta todos mis sentidos. Tu risa, llena de vida, se transforma en mi canción favorita, y tu amor, como un faro resplandeciente, ilumina mi existencia. En tu presencia, cada palabra susurrada se convierte en un suspiro de serenidad, cada caricia compartida es un vuelo hacia lo más alto, y la vitalidad que emana de tu amor se convierte en el latido que da vida a mi ser.
Cuando no tengo el privilegio de perderme en tu mirada, siento que me falta la esencia misma de mi existencia; si no rozo tus labios, la sensación de vacío amenaza con ahogarme. Tu malestar se convierte en mi propio dolor, y la simple idea de vivir sin ti es inimaginable, como un suspiro que se desvanece en la brisa.
Con cada día que pasa, mi amor por ti crece exponencialmente, y cada momento a tu lado es una sinfonía celestial de emociones que entrelazan nuestros corazones, creando un lazo indestructible que da un significado más profundo y eterno a mi vida. Si algún día, por azares del destino, tomamos diferentes caminos, recuerda que siempre serás la esencia de mi existencia, única e inigualable. De la que un día le dije que la amaba, y si de algo estoy seguro, y jamás mentí, es esto que siento por ti: un amor eterno que perdurará más allá de cualquier destino que la vida nos depare.